El mundo esta siendo azotado por las guerras. Las guerras son los actos más horribles que se producen por la confrontación de intereses entre los seres humanos. El hecho que obliga a matar tan fríamente a otro ser humano sacando un arma y disparándole, seguro que es producido por una terrible situación; ya que tanto intuitiva como espiritualmente tenemos muy claro que no podemos ni debemos matar a ninguna entidad viviente. Entonces, ¿por qué hay tantas guerras?
Existen muchos tipos de guerras; guerras entre países que generan espanto colectivo, guerras de intereses entre grupos económicos o guerras entre mafias que siempre recurren a la matanza para proteger sus intereses; existe incluso, una guerra no declarada contra todos los animales que son llevados a los mataderos; en fin, hay muchas más guerras que presenciamos en los noticieros, guerras que hacen sufrir tanto a militares como a civiles. Debemos entender que la situación actual es la reacción a un sin número de actividades realizadas en el pasado. Tolstoy dijo: «Mientras haya mataderos también habrá campos de batalla». Cuando un ser humano concluye que tiene el derecho de matar a otra persona, puede considerársele que ha caído en una gran desgracia que le traerá como consecuencia la disminución de todos los privilegios y beneficios obtenidos al nacer en un cuerpo humano, entre los cuales el más importante es poder inquirir acerca de su verdadera identidad que es espiritual.
Existen muchos castigos para aquellos que cometen actividades pecaminosas y por ello son condenados con pena de muerte. En Los Vedasse menciona seis crímenes que pueden ser reprendidos con la muerte del infractor:
El que administra veneno,
El que le prende fuego a la casa de otro.
El que ataca con armas mortales.
El que roba las riquezas.
El que ocupa la tierra de otro.
El que rapta a la esposa de otro.
Y todos los abusos que en la actualidad se cometen a cada instante; como violaciones a menores, robos, torturas, etc.; son crímenes condenados por el Manu Samhita (Código de Leyes de Manu, el padre de la humanidad) con la pena capital para proteger la ley y el orden en la sociedad humana.
Pero actualmente esta misma pena capital es un peligro debido a la corrupción que existe entre los gobernantes, pues la utilizan muy a menudo para eliminar a la oposición en nombre de algún interés personal. Debido a ello los seguidores de la Cultura Védica están a favor de un sistema de castigo a criminales que excluya la pena capital. Aunque puede haber casos donde la culpabilidad es tan obvia que más bien el criminal será beneficiado si puede pagar con su vida.
La guerra es una situación violenta que se manifiesta en este mundo de conflictos y que tiene intereses políticos y económicos. El petróleo, el gas, el agua, el control político, y demás posiciones estratégicas son algunos de los propósitos que pretenden justificar el abominable acto de matar a las personas.
Inclusive, las guerras son un gran negocio y por esta razón siempre habrá comerciantes que las fomenten y quieran aprovecharse de las miserias de los demás vendiéndoles armas y otros elementos que las sustentan.
Es una concepción demoníaca el pensar en obtener ganancias a costa del sufrimiento de los demás; esto produce una gran reacción que traerá sufrimiento de igual intensidad al agresor. Por un lado vemos que la guerra es la reacción a las actividades pecaminosas que cometen los seres humanos (como matar indefensos animales para comérselos). Y por otro lado vemos que la cultura espiritual nos enseña que está prohibido matar; y por esta razón es que las personas con conciencia espiritual deben hacer todo lo posible para que la gente reaccione y comience a conducirse de una mejor forma, para eliminar los conflictos y buscar soluciones a los problemas de la vida sin acudir a la violencia.
Una guerra termina cuando uno de los bandos capitula, saca la bandera blanca y dice: «ya no voy a pelear más contra sus intereses, me rindo». En este momento, extrañamente el que antes mataba al otro ahora recibe la responsabilidad de alimentar y cuidar a los perdedores del conflicto.
Así como el que gana en un conflicto tiene la responsabilidad de ver por el bienestar de los perdedores, debemos comprender que siempre existe una solución para las dificultades que se presentan en este mundo y esa solución se puede obtener con la ayuda de personas bondadosas quienes tienen visión espiritual y que son bienquerientes de todos. Este tipo de asesores son los Maestros Espirituales o brahmanas que deben ser consultados cuando hay algún conflicto en el mundo. El mundo secular trata de sustituir a estas personas espirituales con los así llamados mediadores, pero la Sabiduría Védica dice que si no escuchamos a estas personas con conciencia, si no vemos la causa común que tenemos todos los miembros de la sociedad humana va a ser muy difícil para los mediadores, encontrar alguna solución para estos conflictos. Por eso generalmente los foros que se crean para evitar las guerras fracasan y las guerras se manifiestan.
La complejidad de esta temática nos lleva directamente a comprender la posición del alma condicionada, el ser viviente en este mundo. Aquí en este mundo nacemos con el ego falso, la identificación falsa que nos lleva a considerarnos equivocadamente como el cuerpo y a querer ser el centro, el propietario y el controlador de las cosas. A pesar de que esta posición es ridícula, pues todos vamos a perder a su debido tiempo, sin excepción, todo lo que tenemos; somos muy dependientes de este concepto de que somos o debemos ser los propietarios controladores y disfrutadores en todas las circunstancias.
Si nos sometiésemos a la voluntad de la Suprema Personalidad de Dios y abandonáramos nuestros deseos separatistas no habría más guerras; debido a que Dios es el bienqueriente de todas las entidades viviente y no tolera que sus hijos no tengan agua, comida o vivienda.
La fórmula de la paz que nos dejó el gran maestro Srila Prabhupada es que debemos poner a Dios en el centro de cualquier situación conflictiva y buscar cuáles son las necesidades que cada uno de nosotros tiene alrededor de Dios. Todo esto sin chocar con los intereses de los demás; o en el caso de que este choque sea inevitable, mirar la manera de distribuir los recursos en una forma justa y solemne para que todos puedan aceptarlo. Ese tipo de solución siempre existe, pero no siempre existe la gente que busque dicha salida. Muchos piensan que con el conflicto y la guerra van a sacar un gran provecho para ellos; pero esa es la equivocación más grande, porque la misma guerra es el total fracaso del proceso espiritual y del progreso individual.
Krishna (Dios) dice en El Bhagavad Gita (9-34): «Piensa siempre en Mí y sé Mi devoto. Adórame y ofréceme tu homenaje. Estando completamente absorto en Mí, ten la seguridad de que vendrás a Mí». Con Dios en el centro, sin sectarismo alguno; podemos considerar los intereses de cada persona o de cada grupo de seres humanos para que cubran al menos sus necesidades básicas.
Lo que sucede es que no hay suficientes recursos en el planeta tierra que puedan satisfacer la codicia del hombre moderno, aunque para cubrir las necesidades básicas siempre hay suficiente; por eso la Sabiduría Védica nos enseña a aprender a ser felices con lo que tenemos y con lo que somos, aprender a vivir sencillos con pensamientos elevados y no sufrir por la competencia y la codicia que crean situaciones desleales.
Así, no hay que olvidar que cada persona es completamente responsable por lo que hace; y esto es confirmado con las leyes del karma o más claramente con la ley del Talión: «Ojo por ojo, diente por diente»; sabiendo esto no deberíamos actuar como por ejemplo lo hacen los países engreídos por su imperialismo, que piensan que tienen el derecho de imponer sus caprichos a los demás.
Todos estamos recibiendo y sufriendo las reacciones del karma, favorable y desfavorable, desde el presidente hasta el zapatero y al mismo tiempo estamos generando nuevos karmas para nuestro futuro; ya que es algo permanente en este mundo; por lo tanto, lo que debemos aprender es a aceptar el karma y practicar una vida en devoción a Dios para que nos ayude a tener una mejor comprensión con respecto de lo que acontece en este mundo.
Fuente: Colección Sabiduría Védica
Autor: Swami B.A. Paramadvaiti