La suerte es un atractivo que se maneja mucho en el medio de las ventas, “¡Que suerte tiene el que ganó la lotería!”, “¡Consiguió la chica más bonita, ¿cómo lo habrá logrado?”, “¿Cómo puedo yo obtener la misma suerte?”. Esos son los temas que cautivan la mente de muchas personas y que son al mismo tiempo el sueño de todos. Son bastantes los que desean obtener el máximo beneficio con el mínimo esfuerzo, trabajar poco y ganar mucho.
Dios ha equipado a la Madre Naturaleza con tanta opulencia y ella nos ha dado bastantes regalos tales como, nuestro alimento, nuestros familiares, y sobre todo un criterio propio para discernir entre aquello que esta bien y lo que no. Por lo que, el concepto de suerte quita el agradecimiento, responsabilidad y rendición hacia la voluntad del Señor, la cual nos recuerda: ¡Oh mi Señor, hazme un instrumento de Tú amor!
Mientras uno no llegue a este nivel de realización, uno puede esperar que la suerte haga grandes logros para su vida o también puede esperar que Dios los haga y así
pedirle liberación de los sufrimientos, puede pedirle placeres, salud u opulencia para uno y su familia, pero lo importante es entender que no dependemos de la suerte, sino de Dios y de Su misericordia.
Por la misericordia podemos obtener la asociación de un Maestro autorrealizado, por la misericordia podemos reconocer lo correcto. Dios dice; “Así como traten de dirigirse a Mí con sinceridad, Yo recompenso los esfuerzos”.
El avance espiritual requiere que aprendamos a aceptar las cosas que son favorables y rechazar las cosas que son desfavorables para la vida espiritual. El libre albedrío es la clave, si usamos nuestro libre albedrío apropiadamente ya ganamos el mejor de los regalos de Dios, y comprenderemos que el ambiente es perfecto tal como es.
Existen variados conceptos de suerte, algunos acuden a un brujo para obtener respuestas que aún no han conseguido, otros desarrollan fe en los juegos de azar, los cual es al ser un vicio producen bastante ansiedad, y hace que familias completas pierdan su fortuna. Así también hay quienes descartan la suerte y creen que las circunstancias dependen de la casualidad y que toda la creación, que la misma vida individual, e incluso la conciencia es producto de un accidente.
En cambio, la ley del karma, pone todo en manos de la causalidad como la tercera ley física de Newton que dice que cada acción tiene una reacción.
En esta enseñanza de la vida, toda la así llamada suerte, ha sido un producto de nuestro pasado incluyendo nuestra vida anterior. La causalidad hace referencia a una justicia infalible, tanto con los errores del pasado, como las actividades piadosas que se reflejan en lo que nos ocurre desde el nacimiento.
En cierto aspecto, esta enseñanza es muy confortante, porque ahí aprendemos que podemos desarrollar un mejor futuro, poniéndonos en alerta que cualquier actividad negativa, que haga sufrir a otros seres, nos hará caer de vuelta en la reacción. La ley del karma permite recordar el ser esforzarse por ser bueno, genuino y compasivo.
Las diferentes circunstancias de la vida nos presentarán variadas pruebas por las cuales pasar, la lucha entre el bien y el mal, siempre ocurrirá en nosotros, por lo tanto, tenemos que volvernos aliados de la Verdad, aliados del bien, así nuestro futuro será brillante.
La meta de la vida humana no es tener condiciones materiales favorables, la meta de la vida humana es salir de los repetidos nacimientos y muertes que sufre el alma, y la solución está en desarrollar amor puro por Dios y amor por todos los demás seres.
La suerte más grande es realizar la existencia de Dios, quien está siempre en nuestro corazón y nos da buenos consejos en la forma de voz interna, Su bondad es ilimitada y perdona nuestros errores del pasado si nosotros se lo pedimos.
La vida espiritual puede ser vista por algunos como un asunto incierto entregando nuestra vida a la misericordia de Dios, pero en relación a esto hay una instrucción del Bhagavad Gita (Escritura Sagrada de India de hace más de 5.000 años) que menciona; “El que se dedica a lo temporal pierde tanto lo temporal como lo eterno, el que se dedica a lo eterno cumple bien en su existencia temporal y finalmente gana lo eterno”.
Srila Prabhupada dijo que la dedicación espiritual es el único juego trascendental, recomendable y autorizado. Sobre esa base comprobamos, que no poseemos nada en este mundo, ya que todo es la energía del Señor y al final de nuestra vida todos los bienes materiales pierden su importancia.
Fuente: Colección Sabiduría Védica
Autor: Swami B.A. Paramadvaiti