Hay muchas ocupaciones que dañan la moral de las personas, y que a la vez provocan la destrucción gradual de la Madre Tierra, afectando así no sólo el estilo de vida sino también la salud de todas las entidades vivientes. Ejemplos de estas actividades dañinas son: el tráfico de drogas, la venta de armas, la ganadería, el toreo, la industria del plástico, entre otros.
Las Escrituras Sagradas de India, junto con diferentes escritos científicos, explican que existe una ley llamada ley del karma. Esta ley decreta que toda acción tiene una reacción proporcional, es pedagógica y opera en forma autónoma por disposición divina, tanto en el campo de la ciencia como en los aspectos emocionales y psicológicos de la vida.
Al reflexionar profundamente, en relación a esta ley del karma, podemos comprender claramente que todos aquellos que causan daño al planeta o a otros seres, debido a ocupaciones perjudiciales, padecerán consecuencias similares a las que ellos han provocado.
De acuerdo a las enseñanzas de la filosofía védica, las profesiones que causan daño, deben ser reemplazadas en su totalidad por aquellas que den buenos frutos para toda la sociedad. Si analizamos en profundidad las Escrituras y conclusiones de los sabios, comprenderemos que la mejor de todas las actividades es el servicio a Dios, pues el servicio a Él es un servicio automático para toda la humanidad.
Debido a que el Señor no tolera el sufrimiento de ningún ser viviente, Su servidor sólo realiza aquello que trae bienestar al mundo, él es un bienhechor de todos y por lo tanto participa propagando el amor universal. El amor universal es el amor verdadero, el amor que pertenece a todos, no importa si son guapos, feos, grandes, pequeños, gordos, flacos, animales, árboles, europeos, africanos, etc. No, el amor espiritual tiene que ser para todos, tiene que ver con que somos todos parte de una gran sustancia, un diseño perfectamente construido por una inteligencia tan sublime, tan extraordinaria que ni siquiera palabras pueden describirla, porque un sólo átomo de tu cuerpo, una sola célula es una maravilla que no tiene la posibilidad de ser comprendida por un científico moderno.
Existen varias razones para abandonar las ocupaciones que causan daño, y una de ellas es el factor tiempo. Según la filosofía védica, todo lo que se consigue en la vida material se pierde, pues es temporal, incluyendo el cuerpo. Sin embargo, lo que no se pierde es el karma, que acompaña al alma a su próxima vida. Cuando se comprenda que los esfuerzos deben dedicarse a servir a Dios y a los demás, entonces las actividades serán las que nos salvarán y además disiparán el dolor en el mundo. Deberíamos entusiasmarnos para salir de este mundo material, pues tenemos un hogar en el mundo espiritual.
Existen muchos oficios hermosos, donde nos ocupamos de educar, guiar y sanar a los demás, y hay otros como cultivar la tierra, trabajar el barro para realizar artesanías o reciclar. El ser humano debe aceptar responsabilidades que impacten su corazón de tal manera que no quiera quedar mal, ni causar daño bajo ninguna circunstancia. Nacimos en este mundo para aprender a hacer felices a los demás, y ¿cómo uno aprende esto? Siendo muy sensible. Uno tiene que tener la sensibilidad de observar cómo lo que yo hago, afecta a los demás. El proceso es muy simple. El primer paso consiste en volverse moral. Una persona que no es honesta está en una etapa baja. Por ejemplo, ¿quién confiaría al hablar con alguien que se sabe que es un mentiroso?, o ¿quién se casaría con una persona que es adúltera? Quizás tenga mucha energía para la vida sexual, quizás tenga mucho dinero, pero la desconfianza sería algo que siempre estaría presente, además lo material es sólo parte de una ilusión ajena a lo espiritual. La moral es fundamental.
El gran maestro espiritual llamado Srila Prabhupada indicó que existen cuatro principios regulativos; ser vegetariano, no intoxicarse, celibato hasta el matrimonio y no jugar juegos de azar, por medio de los cuales podemos volvernos verdaderos seres humanos, solamente para comenzar por el sendero correcto, para hacer algo serio, para dejar de ser personas egoístas. Debemos aprender a separar la mentira de la verdad, la crueldad de la misericordia, la suciedad de la limpieza.
La prueba de nuestra conciencia se realiza al momento de compartir con otros, ya que gracias a la diversidad es muy común diferentes opiniones sobre un mismo tema, y por lo tanto, la existencia de algunos conflictos. No se puede descartar la superioridad de la visión de otra persona, así es que la humildad se pone a prueba al trabajar en equipo. Es la era de trabajar en equipo. Sin un grupo estable para trabajar y realizar actividades benéficas para los demás, uno pierde mucha fuerza.
En el mundo no necesitamos hacer estragos para sobrevivir; tampoco cultivar una mentalidad egoísta de sólo velar por intereses personales. Es importante recordar que las personas culpables del dolor y del sufrimiento de otros, desencadenarán reacciones igualmente negativas para sí mismos.
El consejo es sin importar cuánto dinero gane con su actividad, es indispensable que se esfuerce por encontrar una profesión sana y decente, pues sólo así podrá generar paz y felicidad. Le recomiendo llevar una vida sencilla, cultivar pensamientos elevados que le permitan desarrollar una mentalidad que irradie bondad y trabaje para cumplir la voluntad de Dios.
La vida sencilla y los pensamientos elevados permiten desarrollar una mentalidad trascendental, y con esa mentalidad uno puede volverse bondadoso y realizar la voluntad de Dios, esa es la vida espiritual, eso es lo que nosotros queremos difundir para el bienestar de la humanidad, y te invitamos para que la difundas con nosotros.
Fuente: Colección Sabiduría Védica
Autor: Swami B.A. Paramadvaiti